sábado, 6 de febrero de 2016

Comando Barbo: Operación rescate.

Esta no es una historia como las demás que vamos relatar, pero si una digna de recordar.

Todo comienza con un día normal, un espléndido día de agosto, sin mucho que hacer. Nada más comer, como de costumbre, quedamos para tomar un café y así ir planeando la tarde-noche. Al no saber que hacer, decidimos dar una vuelta por un pueblo cercano para ubicar un establecimiento nuevo que habían abierto semanas antes.

Llegamos, andamos calle tras calle y no encontramos nada, seguimos andando hasta que salimos a una calle más ancha de lo normal. Garajes, casas, bodegas y un típico pilón de pueblo. Nos acercamos y percatamos que ese pilón de  unas dimensiones no muy grandes estaba lleno de por lo menos 40 peces, todos con un evidente sobrepeso que jamás habíamos visto. Los observamos, comentamos la situación hasta que uno se da cuenta de que por el fondo, muy bien camuflados, había tres grandes barbos. Hasta aquí, todo normal.



Decidimos irnos de nuevo a nuestro pueblo sin haber encontrado lo que habíamos ido a buscar. La tarde sigue transcurriendo y nos enteramos que esa misma noche, es la de máxima actividad en la “lluvia de estrellas”, que se repite todos los años sobre las mismas fechas y decidimos como es costumbre ir a contemplarlas a un punto alto, situado en medio del monte (procuramos no repetir nunca el sitio, así damos un poco de singularidad a esa noche).
Cenamos y nos disponemos a ir hacia allí. Decidimos a dónde vamos a verla, compramos algo de comer, algo de beber y emprendemos el viaje.

Llegamos, nos tumbamos en el suelo, nos acomodamos y… “pero que cojones…” ¡El cielo estaba cubierto entero por nubes!

Como no teníamos nada más que hacer, nos quedamos allí un rato bastante largo con la esperanza de poder ver algo… en 2 horas, ¿3 estrellas fugaces?. Aburridos, bajamos hacia el centro del pueblo a tomarnos una cerveza para pasar el resto de la noche.

Llegado a este punto, si has llegado, te estarás preguntando: “¿Y a mí por qué me cuentas un día de tu verano, que a mí ni me va ni me viene?”

Pues muy bien @migo, una vez con la cerveza, empezamos a contar nuestra tarde a un par de amigos que no habían estado con nosotros y sale el tema del pilón. Debatimos si ese es un sitio para unos barbos tan grandes, ya que eran más largos esos peces que el propio ancho del pilón.
Pasado un buen rato de conversación, en todo grupo de amigos siempre hay uno que tiene unas ideas “geniales”.

¿Cuál fue la idea?

Pobres peces, deberíamos salvarlos. Esa frase junto al aburrimiento de un día entre semana, tenemos la genial idea entre los 5 que estábamos allí, de salvar un pobre barbo.

Estuvimos mucho tiempo dubitativos, ya que a efectos prácticos, estaríamos robando algo que otro pueblo, pero repito, siendo una noche así, cualquier plan hubiese salido para adelante.

Terminamos la cerveza, nos vamos a casa, cogemos sudaderas con capucha para ir de “incógnito”, vamos a por una red, cubo, agua y bolsas por si acaso.

(Todo el trayecto de ida, estancia y vuelta está grabado en video, pero no voy a subirlo para guardar el anonimato)

Llegamos, aparcamos y vigilamos los alrededores, hora estimada, entre las 3 y 4 de la mañana, como es obvio, nadie por la calle. Un móvil grabando, dos iluminando, uno con un cubo y el último con la red. Casi 5 minutos persiguiendo a los barbos, era imposible con esa agua tan turbia, esa oscuridad y tanto pez distinguir nada, pero al final conseguimos sacar a uno de los 3 barbos. Hacemos muchísimo ruido, corremos al coche y salimos como alma que lleva el diablo de ese pueblo.

Llegamos a nuestro puesto de mando, donde había gente esperando a que el equipo llegase de tal “arriesgada” operación. Todos se pensaban, ya que somos unos vacilones, que era una broma, hasta que sacamos el cubo con agua del coche y observan con cara de incredulidad que allí estaba el pez con nosotros.

Después de mucho cachondeo y fotos, decidimos ir al río, donde nos bañamos cada día, a poner en libertad al barbo, para que también pueda disfrutar como nosotros de ese magnífico lugar, que tanta felicidad nos lleva dando años de nuestra vida y seguramente fuese este su lugar de nacimiento y donde fue raptado para ser objeto de exhibición para 4 autóctonos de pueblo.

BARBOS LIBRES EN LA CUENCA DEL ARLANZA

1 comentario:

  1. Me emocioné al leer la historia, solo recordar aquel momento en el que liberamos al barbo... No tiene precio.

    ResponderEliminar